12 metros de altura para las Linternas de iluminación
En octubre del año pasado estuve visitando Bilbao con motivo de un
Congreso y, paseando al atardecer, la ciudad de Bilbao y su Ría me ofrecieron
esta bucólica estampa que me embriagó los sentidos. Tal fue el cúmulo de
sensaciones que busqué precipitadamente mi teléfono para capturar la imagen de
la forma más completa. Quería atraparlo todo, de nuevo los colores que la luz me ofrecía en ese momento y en ese lugar me
hipnotizaban.
La imagen está tomada desde el Puente de Deusto, un puente ideado
por el arquitecto municipal de Bilbao en los años 30 a partir de un concepto americano, concretamente desde Chicago. Fue
terminado en 1936 y, en sus comienzos, fue
móvil para facilitar el tráfico naval. El puente pone en comunicación el
Ensanche bilbaíno con la Anteiglesia de Deusto. En 2009 se llevó a cabo una reforma integral, de
la cual se cambió la barandilla y se instaló una nueva
iluminación, todo ello manteniendo el diseño original.
A la izquierda de la imagen, nos encontramos con el Parque de Ribera
que se sitúa entre el Museo Guggenheim, la Avenida de Abandoibarra y el Palacio Euskalduna. Este parque tiene una configuración lineal
muy interesante debido a la disposición
de las grandes linternas que iluminan
por la noche y, a la alineación de palmeras combinadas con tilos que van
diferenciando las diferentes áreas
dentro del Paseo. En una de las zonas se puede hacer un recorrido escultórico
llamado “El Paseo de la Memoria” que rememora el pasado
industrial y portuario de la zona donde se encuentra.
En este atardecer encuentro una armonía maravillosa entre los
tonos de la luz natural y la integración de la luz artificial con las linternas
de iluminación (de 12 metros de altura) y los reflejos de las
luminarias alineadas de la Ribera de Botica Vieja a la derecha. Considero que los
responsables del proyecto, López Chollet Dalmau Arquitectos, han resuelto la parte de iluminación de forma
sobresaliente con un diseño de luminarias totalmente integrado en cuanto a
materiales y formas con el entorno.
Los bilbaínos y bilbaínas son afortunados por poder disfrutar de este ambiente. Enhorabuena.
Fotos: Sara Muñoz